¡Hola a todos!
¿Cómo va todo? ¿Estáis preparados para el GameLab, que ya está aquí mismo? Pues espero que sí, y espero que allá nos veamos. Pero, antes de eso, me gustaría comentaros algo que he podido observar en dos juegos muy recientes y que han tenido su buena repercusión.
Si no habéis estado escondidos debajo de alguna piedra estos últimos meses, seguramente os sonará un juego llamado Flappy Bird. Y si al conocer el increíblemente inesperado éxito de este juego no corristeis a esconderos bajo susodicha piedra, igual también os suene otro juego llamado Make it Rain, y que habría desbancado en beneficios al anterior prodigio.
Independientemente de lo que cada uno pueda pensar acerca de lo buenos o malos que sean estos juegos, lo que es cierto es que tienen varias características en común que cualquier libro de diseño de videojuegos calificaría como cruciales: aprendizaje rápido, facilidad de manejo, sencillez de idea, e incluso familiaridad de los elementos del juego.
Sin embargo, existe un componente que creo que ha sido crucial en ambos juegos: la exigencia de un esfuerzo físico considerable al jugador. Y de eso quiero hablaros en este post.
Esfuerzo Físico 1: Memoria Muscular
Si, como yo, habéis nacido a finales de los 70 y crecido con los videojuegos de joystick, joypad, o teclado, habréis desarrollado una respuesta ojo-mano similar a la que, en su época, solo ostentaban los pilotos de cazas de combate (video muy corto con este y otros beneficios de los videojuegos).
Este fenómeno se conoce como memoria muscular, y, si bien el termino es un poco más amplio, básicamente define el aprendizaje que puede desarrollar un movimiento repetitivo en nuestro sistema nervioso y muscular. Y esos movimientos repetitivos los habréis practicado a base de muchas horas de juego y un montón de meriendas invertidas en las recreativas.
Pues bien: ¿os habéis fijado lo exigente que es el Flappy Bird tanto sobre el momento como sobre la duración de la pulsación? Y no solo eso: la puntuación será mayor cuanto más tiempo se consiga sobrellevar el enorme estrés que puede generar ese nivel de exigencia en el jugador – y en sus dedos. Un solo movimiento que se tiene que ejecutar con certeza y precisión, y que ha de repetirse decenas de veces por partida (si somos buenos), puede que centenares (si somos muy-muy buenos) o incluso miles (si somos este tío).
En el Flappy Bird se mezcla el reto de llegar más lejos con el placer que supone entrar en estado de flujo (flow, que lo llaman los ingleses), ese estado en que cuerpo y mente están sincronizados en una única tarea. Tiene mérito.
Esfuerzo Físico 2: Resistencia
Si, como yo, habéis nacido a finales de los 70 y crecido con los videojuegos de joystick, joypad, o teclado, es posible que contéis o hayáis contado con algunos kilillos de más, y que esto os haya llevado a apuntaros a un gimnasio. Siendo ese mi caso, me ha sorprendido encontrar en estos sitios a chavales jóvenes comprometidos con llegar ese poco más lejos, con hacer 1.001 flexiones porque la última vez solo llegaron a 1.000.
El caso es que, como el tipo tranquilo que soy, pocas veces he tenido ganas de esforzarme físicamente para superar mis limites. Y sin embargo, jugando al Make it Rain he notado algo que solo puedo definir como el “efecto Powerball“: cuanto más se me cansaba el brazo de lanzar billetes al aire, más ganas tenía no solo de aguantar, sino de lanzarlos cada vez más rápido para llegar a mi siguiente adquisición – o, ya metidos en harina, pasarme bien de largo.
Admito que no he jugado mucho, pero tengo que reconocer que, si a mi, que no tengo una adicción por la adrenalina con origen en el esfuerzo físico, me ha llegado a enganchar realizar un movimiento simple, repetitivo, y exigente en cuanto a resistencia, ¿cuánto puede llegar a enganchar a gente con una mayor propensión a disfrutar con el esfuerzo que la mía? Y no es que haya que buscar mucho para encontrarla…
El Esfuerzo Físico como Dimensión de Juego
Si bien existen muchísimos ejemplos de que no es necesario exigir un esfuerzo físico para que un juego sea divertido, el Flappy Bird y el Make it Rain son ejemplos recientes de juegos en los que no solo la mente resulta estimulada: también el cuerpo lo es.
Y esto no es una novedad: los juegos de Wii con su WiiMote ya supusieron una revolución obligándonos a levantarnos del sofá, los Dance Dance Revolution nos hicieron mover el esqueleto, e incluso antes que eso este Fighting Mania: Fist of the North Star nos invitó a repartir mamporros a diestro y siniestro emulando uno de los mangas más cafres de la decada de los 80.
Así pues: ¿es raro que estos dos juegos, el Flappy Bird y el Make it Rain, hayan tenido sendos éxitos tan tremendos? En mi opinión no lo es en absoluto, y creo que gran parte del éxito se encuentra en la esta jugabilidad basada en la exigencia física. Y os diría más: este puede ser un momento tan bueno como cualquier otro para pensar en incluir esta dimensión de juego en vuestro futuro proyecto.
¡Y ese es el punto al que quería llegar! ¿Qué os parece a vosotros? ¿Incluiríais retos de resistencia, de reflejos o de precisión en vuestros juegos? Se agradecerá cualquier opinión sobre el tema 🙂 .
Pero antes de despedirnos…
¡Cuña publicitaria!
Que-lo-sepáis que ya mismo podéis bajar y jugar el Ten Free (video) de Google Play, con música de Jordi Gutiérrez, este señor que nos está asesorando en tema de sonido y que ha trabajado ya en varios proyectos, como el Super Toy Cars, del que ya hemos hablado largo y tendido en este otro post.
Se trata de un juego sencillo y directo en el que tendremos que pulsar sobre simpáticos cuadradotes lo más rápido que podamos sin tocar nunca un espacio vacio. Cuantos más aciertos, más tiempo tendremos para jugar; cuantos más fallos, menos tiempo. ¿Cuánto puedes aguantar?
La verdad es que, por lo que he podido jugar a este Ten, encaja bastante en el tipo de juego físico del que he estado hablando en este post: precisión, reflejos, control de los nervios… vaya, parecen buenos ingredientes para un buen juego, y desde aquí quiero mandar un saludo tanto a su autor, Domenech Claret, como a Jordi Gutiérrez, y desearles que les vaya genial con el juego.
¡Y ahora sí, amigos!
Ahora me despido de vosotros esperando que este post os haya resultado interesante, y, mejor aún, que os resulte útil en el futuro. Si os ha gustado sed majetes y dejad un comentario amable.
¡Muchas gracias, y hasta la próxima!
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